Para muchos la perdida de pelo a causa de la alopecia o de diversos tratamientos médicos puede suponer un problema, más aún cuando se es mujer o cuando se tiene un trabajo donde el aspecto sea muy importante. Y con esto no quiero decir que las personas con calvas no tengan buena imagen, para nada, lo que quiero decir es que darán esa sensación si se sienten inseguras de si mismas a raíz de este problema capilar. Pues que nadie se preocupe por esto, pues la alopecia tiene solución.
Ahora bien, para tratar la alopecia depende mucho del nivel al que ésta se encuentre, ya que no es lo mismo tener raíces débiles que calvas o directamente que hayan desaparecido los folículos a causa de una alopecia androgenética. Es más, puede darse el caso (y se da) de que por las consecuencias de múltiples enfermedades la salud capilar se vea directamente afectada aún a pesar de que se trate de dolencias que no tienen relación directa. Quienes hayan tenido la mala suerte de pasar por tratamientos oncológicos con quimioterapia o radioterapia sabrán a lo que me refiero. Eso sí, después de lo pasado me parece que esto será de broma.
Pues bien, las diferentes técnicas varían mucho dependiendo de cada caso, por lo que lo ideal sería consultar con un dermatólogo de confianza. No obstante, para que ya vayáis con una idea más sólida de lo que os comentaba aquí va una explicación de las técnicas más habituales para tratar la alopecia: mesoterapia, Implante capilar técnica FUSS e implante capilar FUE.
El primero de ellos, la mesoterapia, consiste en que se realicen pequeñas inyecciones controladas de vitaminas y aminoácidos en los folículos debilitados. Con este método se consigue vigorizar las raíces y que por ende el pelo salga más fuerte y no se caiga tanto como venía siendo habitual. Se trata de una técnica indolora y bastante efectiva a tenor de los resultados y de las opiniones de quienes la han probado. Además de ello los resultados se muestran bastante rápidos, desde el tercer mes del tratamiento.
La técnica FUSS en cambio está pensada para personas con alopecia androgenética, donde los folículos han desparecido y ya no queda nada por vigorizar. Se trata de una técnica de injerto capilar que tiene la peculiaridad de que se extrae del paciente una lámina de piel y pelo que posteriormente se pasa por el microscopio, donde se desechan los folículos dañados y se realiza una separación de aquellos que porten 1,2,3 o hasta 4 raíces en su interior. Ésto se hace para después poder diseñar una cabellera proporcionada, con zonas de mayor y menor densidad. Finalmente ya sólo quedaría realizar el implante en la zona dañada. Es una técnica que sea lleva a cabo bajo anestesia local y que da magníficos resultados incluso en los casos más complicados.
Existe una tercera opción muy empleada en clínicas de tratamiento capilar: la técnica de implante capilar FUE. Es similar a la anterior, pero tiene la diferencia de que en vez de extraer una lámina de piel y bello lo que se hace es extraer de la nuca o los laterales de la cabeza los folículos de uno a uno con un bisturí especial denominado “micropunch”. Una vez realizado el primer proceso se guardan los folículos en capsulas adecuadas a determinadas condiciones de humedad y temperatura (un cultivo, vaya) y se implantan allí donde se necesiten. Es una técnica también con muy buenos resultados e indolora.