Comienzan las elecciones primarias en Estados Unidos, de las que saldrán los candidatos a la presidencia a finales de año tanto por demócratas como por republicanos. En este proceso la reputación es uno de los factores más decisivos en el voto final de los simpatizantes de cada candidato.
Como es lógico, dicha reputación afecta tanto en la parte offline de mítines, imagen pública, entrevistas y publicaciones de propuestas, como también en el apartado online, algo que con la difusión de noticias en medios digitales parece cada vez más presente en los procesos electorales de cualquier país.
En las elecciones de esta ocasión, un candidato ha salido a mostrar uno de los debates más antiguos de la reputación y del marketing en general, que consiste en preguntarse si vale la pena que se hable de alguien aunque sea mal, en lugar de ser un completo desconocido.
Donald Trump encabeza esta estrategia con una táctica populista de crear debate en cada declaración que realiza. Las críticas han sido constantes desde todos los ángulos. A nivel internacional muchos analistas, periodistas e incluso políticos han tenido que salir al paso para protestar por las declaraciones del candidato conservador republicano.
En el lado contrario, sus defensores consideran que es el impulso que le falta a Estados Unidos para hacer frente a muchas decisiones que han quedado inconclusas o mal resueltas por parte del actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
En el entorno online la realidad parece completamente opuesta. Foros de debate, vídeos cómicos, trending topics… todo apunta a un rechazo generalizado de la figura de Donald Trump como futuro presidente del país más poderoso del mundo. Sin embargo, Trump disfruta de esta fama digital, hasta el punto de que sabe que tanto sus seguidores como sus detractores están esperando ansiosos la nueva polémica frase que les permita seguir disfrutando del espectáculo.
En el lado demócrata Hillary Clinton ha optado por una campaña más centrada en la neutralidad digital y activa en el entorno presencial, para mostrar una candidatura seria y reflexiva. Sin embargo, causas judiciales en marcha amenazan con minar la capacidad de la candidata a la presidencia. Trump ha tomado ya su propia decisión al respecto mostrando un cartel en el que defendía el encarcelamiento de Clinton en prisión.
El resto de candidatos, Bernie Sanders y Ted Cruz, están mucho más difuminados en lo que a reputación se refiere. Sin embargo, el precedente existe y es muy reciente dado que Barack Obama comenzó las primarias sin ser el candidato más conocido, ni tampoco gozando de una reputación online que moviera masas.
Estas primarias mostrarán la fortaleza de la reputación online negativa, hacia un lado u otro de la balanza y resolverán la ecuación de si Trump ha acertado prefiriendo que se hablase mal de él, si Clinton y su estrategia de reputación controlada ha sido la mejor opción o si la sorpresa de los otros candidatos será la protagonista de los próximos titulares electorales.