La presencia en redes sociales es ya algo incuestionable. Por tanto ahora ya no hay que debatir entre si es preferible estar o no presentes y mantener una cuenta activa o sólo presencial. La gran mayoría de perfiles personales y de empresa habrán planteado su propia estrategia y, por experiencia y sentido común, sabrán cuánto pueden o deben actualizar. Sin embargo es posible que no tengan tan sencillo escoger el estilo en que hacerlo.
Si bien la personalidad no debe modificarse, pues la reputación online podría sufrir de acusaciones de pérdida de criterio, sí hay que saber distinguir que no es lo mismo publicar en Facebook que en Twitter ni, mucho menos, dirigirnos a los seguidores en Instagram que en LinkedIn. Por esta razón, la automatización de envíos sincronizados y vinculados entre cuentas queda completamente descartada. Sólo se conseguirá confundir al usuario y provocar la pérdida de seguidores.
El estilo de publicaciones con el fin de promocionar y preservar la reputación online de un sitio debe ir acorde a la plataforma social en la que se publican. Aquí entra en juego un estudio previo del tipo de seguidores que tenemos que, en algunas plataformas como Facebook se ofrece entre los informes estadísticos, mientras que en otras redes sociales deben analizarse de forma manual.
En la mayoría de casos, Facebook permitirá una publicación de mensajes más extensa, mientras que Twitter más corta, por la propia naturaleza de la plataforma. Esto puede ser una herramienta perfecta para hacer más personal Twitter y lanzar mensajes breves y más seguidos que en Facebook.
Las conversiones e interacciones de las publicaciones nos indicarán si es mejor enlazar otros medios de forma informativa, hacer comentarios propios de forma personal, etc. Pero sobre todo deben indicarnos cuándo estamos reflejando un positivismo hacia la marca o persona y cuándo no.
Veremos cómo los hashtags de Twitter e Instagram son más utilizados que en Facebook, donde hay una mayor importancia visual del contenido. Pero sobre todo se espera una respuesta directa de la persona implicada o los responsables de una marca más en Twitter e Instagram que en Facebook, donde se esperan respuestas oficiales e informativas. Del mismo modo, no se recomienda demasiada cercanía en LinkedIn, sino más bien un tono profesional y, de nuevo, informativo. Incluso se permite mayor tono promocional en esta plataforma.
Identificar correctamente estos estilos evitará que nuestras publicaciones consigan efectos inversos a los deseados, que son fomentar la interacción y conseguir seguidores, clientes y, en definitiva, apoyos digitales a nuestra marca o empresa.