La diputada del partido de Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña, Inés Arrimadas, ha sido víctima de unas declaraciones que han causado gran polémica en todas las redes sociales, realizadas por una usuaria que estaba viendo su intervención en un debate televisivo.
En estas declaraciones indicaba su deseo de que Arrimadas sufriera una violación en grupo. Usuarios anónimos y representantes de diferentes partidos políticos han mostrado públicamente el apoyo a la portavoz.
El término Inés Arrimadas se ha convertido en trending topic durante bastantes horas del día y aunque la imagen de la política no se ha visto perjudicada, más bien al contrario, con cierto reforzamiento de su imagen pública.
La crisis de reputación online
Hablamos de una consecuente crisis de reputación online, obviamente vinculada a la autora de estas declaraciones. El nombre de la autora ha sido difundido con fotografías de sus publicaciones, aunque sus perfiles online están inaccesibles. Este nombre es Rosa María Miras Puigpinós.
Se trata de un nombre completo con apellidos, que ha permitido a los usuarios identificar incluso su puesto de trabajo. Inicialmente se le relacionó con la empresa Indra, que no se ha pronunciado al respecto, dado que la propia usuaria en LinkedIn lo reconocía como un trabajo anterior.
Hasta esta semana, la usuaria estaba trabajando en Tinsa, empresa que ha emitido a media tarde un comunicado anunciando su despido, en relación a la filosofía demostrada con sus publicaciones.
Pero esta consecuencia laboral es solo el principio de la crisis de reputación online. El nombre y los apellidos de esta usuaria están actualmente publicados en una gran cantidad de entornos digitales, incluyendo medios de comunicación generalistas con una gran popularidad y peso en Internet.
Una sola noticia negativa sobre la marca de una empresa en un medio de comunicación es muchas veces difícil de rebatir, pero la publicación masiva en todos estos medios constituye un caso que probablemente no pueda resolverse salvo acogiéndose a la Ley del Olvido, una vez se cumpla el tiempo y las condiciones adecuadas para ello, además de que cuenta con la aprobación de Google para ello.
El caso vivido esta semana en redes sociales es una clara demostración de cómo una simple publicación puede generar una crisis de reputación online, independientemente de la popularidad de la persona, marca o producto desde donde se realice. Por esa razón, todas las publicaciones personales y, sobre todo, empresariales, deben realizarse con sentido común sobre dónde se está realizando un mensaje y en la medida de lo posible por profesionales con experiencia.