Parece que últimamente existe un debate muy activo entorno a la privacidad que existe sobre nuestros datos en las redes sociales. Si el cambio en cuanto a privacidad además lo realiza Facebook la gente parece que se pone todavía más nerviosa. Es lógico que seamos recelosos de que tipo de información se puede volver pública y cual no, pero a veces parece que no somos consecuentes con lo que publicamos de forma voluntaria en redes sociales.
No nos volvamos locos
No es cuestión de no tener presencia en redes sociales, pues estaríamos perdiendo la gran cantidad de ventajas que tienen estas herramientas para nuestra reputación online bien utilizadas. Se trata de aplicar el sentido común a todo lo que publicamos en ellas y simplemente, si no queremos que algo se sepa, no lo publiquemos en Facebook o cualquier otra red social.
Ya que existe un refrán muy antiguo que dice que si quieres que algo no se sepa, simplemente no lo hagas. Las redes sociales no son un universo paralelo, son simplemente una extensión más de nuestro día a día pero trasladado a internet, por lo tanto,este consejo es igualmente aplicable a las redes sociales.
Si sales de fiesta un fin de semana con los amigos, seguramente no te gustaría que tu jefe te viera con una copa de más diciendo tonterías. Si lo vieras, seguramente pararías de inmediato, guardarías la compostura e incluso intentarías evitar un encuentro con él para tener que saludarlo.
Sin embargo, parece que luego a la hora de subir imágenes o un vídeo sobre esa noche a Facebook para reírse con los amigos, no tenemos tanto problema. En este caso, será mejor que quede en el círculo reducido de amigos y que no se haga público en la red social, pues seguramente más gente de la que debería lo va a ver. Si quieres reírte de la situación con un amigo que no estaba esa noche, ya tienes una buena escusa para quedar con él en lugar de contarlo en internet.