En recientes declaraciones, el piloto del equipo Mercedes AMG F1 Team de Fórmula 1, Lewis Hamilton, ha indicado que la compra del espectáculo por parte de Liberty Media espera que venga acompañada de una mayor libertad de actuación en las redes sociales por parte de los pilotos.
El británico argumenta que cualquier publicación en estos entornos digitales viene acompañada de una advertencia de la FIA para que no se vuelva a repetir, en caso de que el deportista hubiera subido una foto o un vídeo.
¿En qué se equivoca Hamilton?
El piloto de Mercedes tiene derecho y razón al solicitar una mayor libertad en redes sociales, sin embargo, en estos entornos virtuales los profesionales deportistas, celebridades y distintas personalidades públicas no actúan de forma individual cada vez que realizan una publicación social.
Lewis Hamilton habla desde su perfil personal, pero como representante de un equipo deportivo. Esto hace correr un riesgo innecesario en cuanto a reputación online, multas disciplinarias y conflictos económicos de inversores. Se trata, por tanto, de una responsabilidad que la empresa debe tratar consensuadamente con el piloto.
El británico argumenta que en otros deportes hay mayor libertad. Pone como ejemplo el fútbol. Precisamente estos días el jugador del Barcelona FC, Gerard Piqué, se ha encontrado con una nueva problemática relacionada con este tema.
Piqué ya ha protagonizado en anteriores ocasiones conflictos por sus publicaciones en redes sociales. El club en este caso no intercede, pero su última publicación, relacionada con el arbitraje en los partidos, ha venido acompañada de una solicitud del Comité Técnico de Árbitros (CTA) al Comité de Competición para una sanción al jugador.
¿Tienen libertad de expresión los deportistas?
La libertad de expresión es inherente al ser humano como derecho universal. Sin embargo, lo que empresas, escuderías y equipos de distintos deportes argumentan es que los perfiles sociales son de deportistas profesionales con un contrato de imagen y derechos que pertenece a la marca. Por tanto, cualquier publicación que pueda estar relacionada, influida o que afecte al equipo, a una competición o al deporte en que se compita en general, debe ser gestionado por la empresa propietaria.
Esto sería el paradigma adecuado de la gestión de reputación online en el mundo deportivo, si no fuera por un sencillo detalle, que en la mayoría de los casos la censura y las sanciones son correlativas a los deportistas, no a los propios equipos. Por tanto, lo que se solicita es un control del equipo, salvo pena al deportista, algo que dista de ser lógico actualmente.
El mejor consejo a los deportistas y celebridades es precaución en las publicaciones, neutralidad con respecto a sus opiniones, sobre todo en relación al deporte que es su profesión y, en última instancia, si quieren mayor libertad en redes sociales, la creación de un perfil secundario ofrecido en privacidad para amigos y familiares.