En los inicios de Internet, la compra de un dominio para la web que la empresa iba a desarrollar, venía acompañada de la denominada “estrategia de protección de dominio”. Consistía en contratar todas las extensiones de dominio posibles, con el fin de que la competencia no se apropiada de nuestra marca.
Se trataba exclusivamente de una estrategia comercial de protección de branding, nunca iba en realidad más allá del interés de no perder clientes. Hoy en día, sin embargo, es mucho más peligrosa la situación, porque puede conllevar la generación voluntaria de una mala reputación online.
La reputación online negativa con nuestro nombre de marca
Hemos visto muchos casos de crisis de reputación online. Algunos de ellos no estaban generados por las marcas o empresas, sino por usuarios que exponían (cierta o no) una opinión negativa hacia la empresa.
Sin embargo, también es posible que no sean los usuarios los que publican esos comentarios, sino la propia empresa de la competencia en una estrategia de dudosa ética. ¿Pero qué podría llegar a pasar si cuentan incluso con nuestra marca en un dominio cuya extensión no habíamos contratado?
La mayoría de veces, posicionar en primer lugar el nombre de una marca es relativamente fácil, porque se cuenta con ella como estructura del dominio, por lo que podemos pasar a preocuparnos por el resto de resultados de búsqueda con ese nombre.
Pero si la competencia utiliza el nombre en el dominio, tendremos que competir incluso por disputar la primera posición en los resultados de búsqueda, en una batalla que va a consumir muchos de nuestros recursos.
Posibles estrategias ante un aprovechamiento de nuestra marca
Ante situaciones de este tipo tenemos varias opciones. La compra patentada de nuestra marca es la mejor opción, aunque no es económica. No obstante, para grandes empresas y multinacionales, suele ser la mejor solución para evitar cualquier problema de este tipo.
También existe un marco legal que protege el derecho a utilizar una marca propia, si constituye el nombre de nuestra empresa y demostramos que el uso que está haciendo la competencia, no busca un beneficio comercial directo, sino desprestigiar nuestra presencia online.
Obviamente la estrategia de protección de dominio sigue siendo una buena opción. Si abarcamos todas las opciones posibles de extensiones de dominio con nuestro nombre, impediremos que la competencia pueda aprovecharlas y preservaremos nuestra reputación online en relación a nuestra marca.