Normalmente vinculamos la reputación online a lo que se comenta de nuestra empresa o marca en Internet. Sin embargo esto es un análisis demasiado limitado. Si lo extrapoláramos a la vida real, veríamos claramente que nuestra reputación no se circunscribe únicamente por lo que dicen de nosotros, sino también por la imagen que nosotros mismos damos a los demás.
Regresando al mundo digital, esto supone que no solo los comentarios positivos o negativos van a construir la reputación que tengamos, sino que también lo que estemos publicando en Internet será objeto de análisis con respecto a nuestra reputación online.
¿Dónde ofrecemos nuestra imagen más corporativa?
A la hora de analizar nuestra reputación online en base a lo que publicamos, muchas veces se identifican las redes sociales como el principal foco de análisis. Es cierto que estos entornos son los que atraen a un mayor potencial de usuarios que, a su vez, podrían generar una reputación online positiva o negativa en relación a nuestra marca.
Sin embargo, nuestra verdadera imagen oficial se transmite a través de nuestra página web corporativa. Desde ella toda la información existente, así como la forma de ofrecerla y la presentación en suma de todos los elementos que representan a la empresa, constituyen lo que queremos transmitir online desde nuestro propio punto de vista que, supuestamente, debería ser el más positivo.
¿Qué acciones generan una reputación online negativa?
Repasamos a continuación las acciones en una página web que pueden determinar una reputación online negativa de la empresa, sin ni siquiera tener que intervenir terceros.
El primer caso y el más grave de todos es el de la ausencia de una página web. Curiosamente en el día de hoy, la inexistencia de páginas web no solo sigue siendo numerosa, sino que además está creciendo entre algunas empresas, debido a que identifican las redes sociales como un entorno suficiente en el que transmitir información corporativa.
Incluso siendo esto cierto, no significa que se deba renunciar a una página web, porque nos desproveemos de la mejor herramienta digital que podemos aprovechar para difundir información comercial, promocional y corporativa.
Su ausencia también expone dejadez, lejanía, confusión y sospecha hacia los usuarios que puedan interesarse por nuestra empresa.
En segundo lugar están las webs no actualizadas, con diseños y tecnología anteriores. Reflejan una motivación de hacer bien las cosas que al final se queda en el pasado, sin saber si se logró o no el objetivo, pero claramente lejos de las expectativas actuales.
Una página web que quiera reflejar una reputación online positiva debería actualizarse cada tres años a lo sumo, para tener un estilo actual y adaptado a los dispositivos de cada momento.
En tercer lugar, en el caso más numeroso de todos, encontramos webs con secciones antiguas, no actualizadas o incluso incoherentes con la propia realidad de la empresa. Las secciones de noticias, de notas de prensa, de actualidad y los blogs corporativos representan la mayor parte de estos entornos.