Nos planteamos el siguiente supuesto. Una empresa adquiere a otra cuya marca o nombre tenía una mala reputación online. No estaba en su clímax, pero de forma general no disfrutaba de una buena situación entre los comentarios sobre ella en Internet. ¿Se hereda esta mala reputación?
Un factor a tener en cuenta
Lo cierto es que a la hora de plantearse una adquisición de este tipo, es recomendable considerarlo un factor importante, por ejemplo en el precio de la adquisición.
La mala reputación online, sobre todo para un negocio diferente, no se hereda. El hecho de que, por ejemplo, el Banco Popular tuviera que ser adquirido por el Santander en la reciente crisis que ha supuesto para la marca financiera, no significa para el Santander que herede una reputación similar. Los efectos económicos se relacionan con otros factores, pero no con la reputación online.
La desvinculación de la nueva marca
La mejor estrategia si hemos heredado o adquirido una marca que tenía mala reputación online es desvincularse de la política comercial anterior. La misma marca es gestionada por nuevos profesionales, por una filosofía diferente y con una metodología que no tiene nada que ver con la anterior.
Una campaña promocional de contraste podría ser muy útil. Presentaría los productos que comercializa en otro enfoque o, incluso, en una nueva línea de negocio, completamente distinta.
La reconciliación con la audiencia
Hay casos en los que se va a mantener el negocio, por tanto, no se puede optar por acudir a otro público potencial. Es importante recuperar el que se había perdido.
Con un lavado de imagen en base a la adquisición por la nueva empresa, podemos conseguir una reconciliación con clientes descontentos. En telecomunicaciones esta estrategia es muy común y efectiva, dado que los clientes que han perdido por una mala gestión comercial, siguen interesados en los productos, pero querían un trato diferente que les puedes aportar.
Una nueva base generacional
Hay productos cuya clientela envejece demasiado y no es posible seguir la misma evolución. Un ejemplo podría ser una marca de deportes de riesgo, una productora de videojuegos infantiles, una marca de ropa específicamente juvenil…
Si conforme el cliente se hace mayor, se ha sufrido una crisis de reputación online que ha llevado a pérdidas a la compañía, es muy probable que una nueva adquiera la misma marca.
Sin tener que vender algo distinto en concepto, se puede adecuar a las nuevas generaciones y buscar la construcción de una nueva reputación online. Los clientes anteriores no hay que cuidarlos, porque ya no son clientes potenciales y las críticas hacia la marca anterior no tienen sentido. Tenemos nuevos clientes, unos productos actualizados y ahora hay que trabajar por obtener una reputación online favorable, prácticamente partiendo de cero.