Construir una buena reputación online con el fin de prevenir y poder solucionar crisis de reputación de forma rápida y sencilla, no siempre tiene que ver con nuestras propias decisiones. En ocasiones la reputación online de terceros pasa a afectarnos de forma más o menos directa.
Antes de iniciar la estrategia
Antes de crear una marca, producto o incluso presencia digital de nuestra empresa, debemos hacer un estudio de la situación. Una buena fórmula es buscar en los buscadores y redes sociales nuestro propio nombre o el de la empresa que se gestiona. Es posible que no salga nada si iniciamos la estrategia en estos momentos, pues no debería haber presencia antigua de, por ejemplo, una marca que nunca ha existido.
Sin embargo podemos fijarnos bien y descubrir qué uso se da tanto a la palabra exacta por la que nos van a buscar, como a palabras muy similares o que incluso por error puedan confundirse con nuestra marca. Tanto en web como en redes sociales este factor es vital para iniciar la estrategia de reputación online de forma correcta. Hacerlo sin fijarse si quiera si nuestro nombre está disponible en redes sociales es como un salto al vacío, que de seguro nos presentará obstáculos para los que no estaremos preparados.
Acciones de previsión de crisis
La monitorización de nuestra competencia y de sitios afines va a ayudarnos a prevenir una crisis de reputación online en base a lo que ellos estén haciendo. Si una empresa referente de un sector está abarcando una estrategia polémica o que puede suscitar peligro en su reputación online, prevenir que nos ocasiones consecuencias puede realizarse mediante una estrategia opuesta o diferente, que nos permita mostrar a los usuarios que nuestra empresa no hace las mismas acciones o no tiene la misma filosofía que aquella que está generando malestar entre la sociedad.
Cuando la crisis estalla
Si no hemos previsto estas acciones por dejadez o por ignorancia, los usuarios pueden extender su opinión de una empresa que no sea la nuestra, al resto de empresas del mismo sector, lo que sí nos afectaría de forma directa.
En estos casos tocará defendernos todo lo posible, si bien tener guardada una estrategia de reacción, por ejemplo iniciando una campaña que contradice aquello de lo que se nos acusa o bien basándola en un tema radicalmente distinto, con el que derivar la imagen de nuestra empresa hacia otro planteamiento.
Por estas razones, aunque hagamos bien las cosas, nada impide que la actuación de otras empresas con las que nos relacionen (como socios o como competencia), también puede afectar a nuestra imagen y reputación.