Ingrid de Oliveira es una deportista brasileña olímpica especializada en salto de natación sincronizado, cuyas acciones han incurrido en un caso de reputación online difícil de resolver.
Los Juegos Olímpicos suponen la cita deportiva más importante para la mayoría de deportistas del mundo y por esa razón se solicita por parte de los entrenadores siempre una concentración máxima. El deporte en el que se especializa cada profesional debe ser no sólo la primera preocupación durante el transcurso de los Juegos Olímpicos, sino la única existente, a riesgo de que cualquier motivo ajeno a lo deportivo traicione esta concentración.
A la brasileña Ingrid de Oliveira precisamente le sucedió algo relacionado. Conoció a un remero también deportista olímpico y pasó la noche con él. El escaso descanso y la desconcentración ocasionada tuvo como consecuencia una actuación de el salto de natación desastrosa, que le valió a la deportista y su pareja de salto el último lugar. Su compañera, a quien solicitó dormir esa noche en otra habitación para tener más intimidad, ha denunciado el comportamiento de Ingrid de Oliveira, causando por ello su expulsión de la Villa Olímpica, del equipo nacional de esta especialidad deportiva y, por descontado, la ruptura entre las dos profesionales que no volverán a saltar juntas.
Pero independientemente de las consecuencias deportivas y económicas, Ingrid de Oliveira se enfrenta ahora a una crisis de reputación online de la que será difícil salir. La búsqueda de su nombre en Google ofrece páginas completas de resultados en el que se relaciona con términos como «escándalo sexual». Profesionalmente esto puede suponer el fin de una carrera con tan sólo 20 años, dado que una desconcentración voluntaria en un evento de tal magnitud como unos Juegos Olímpicos puede reflejar una imagen poco profesional de la deportista.
Si nos ceñimos al problema de reputación online en los resultados de Google, Ingrid de Oliveira podrá ver cómo con el tiempo muchos titulares van desapareciendo. Con un trabajo de optimización de su perfil público podría conseguir mitigar el impacto de estos resultados incluso en primera página, como su perfil en Instagram. Sin embargo, algunas noticias de medios de comunicación prevalecerán en el tiempo.
Para ello, Ingrid de Oliveira debería motivar nuevos noticias en torno a su figura deportiva, pero es difícil que los medios no aprovechen su escándalo en los Juegos Olímpicos para titulares llamativos y contenido interno que provoque reacción en el lector.
Ingrid de Oliveira, probablemente sin saberlo, ha ocasionado ella misma su mayor crisis de reputación online, de la que salir puede constituir una hazaña al mismo nivel que una prueba olímpica, algo casi imposible de conseguir.