La mayoría de empresas o marcas que se preocupan por la reputación online siempre se plantean por qué no se habían fijado antes en qué decían de ellos para que solucionar una crisis fuera más sencillo. Esta es la situación más corriente y aquella en la que se tiene que lidiar con la reputación online día a día para casi todos los usuarios en Internet.
Otra situación menos normal pero que en ocasiones también existe es aquella en la que se nace con una reputación online neutral. Se da cuando una empresa o marca inicia su andadura en Internet y sencillamente nadie habla de ella, ni bien ni mal. Es una situación de partida bastante atractiva dado que el responsable de la reputación online tiene tiempo y (probablemente) recursos para construir una comunidad que fomenta la reputación online positiva.
Sin embargo, lo ideal sería empezar con algo de ventaja, es decir, con una reputación online óptima incluso antes de plantearse tenerla. ¿Es esto posible? Lo cierto es que en determinadas situaciones sí lo es.
Por ejemplo, uno de estos casos es aquél en el que la empresa ofrece un buen servicio, ya sea por atención al cliente o por productos, lo que fomenta la opinión positiva del resto de usuarios, sin que ni siquiera la empresa tenga presencia online mediante website o redes sociales.
Otra situación, algo menos normal pero que se da en ocasiones es aquella en la que un producto o servicio disfruta de una reputación online positiva, pero ninguna empresa tiene todavía su patente. Cuando se adquiere es el momento en el que la empresa parte de una situación óptima y que puede aprovechar para despegar en Internet de manera imparable.
Obviamente la compra de patentes de un producto sin propiedad es algo excepcional, pero los últimos años, sobre todo en el terreno de las nuevas tecnologías, hemos vivido una situación similar aunque más ligada al talonario. Se trata del momento en el que una gran empresa compra otra o un desarrollo suyo que ha sido bien valorado por los usuarios. Uno de los casos más recientes nos llevaría a la compra por parte de Facebook del sistema de mensajería instantánea Whatsapp. Pese a algunas críticas generales sobre su seguridad, el sistema es valorado por la inmensa mayoría de usuarios como el mejor del mercado.
Del mismo modo, Google compró YouTube cuando ya era considerado el mejor entorno para compartir vídeos entre usuarios, lo que sin lugar a dudas aprovechó para mantener una reputación online a prueba de cualquier crítica.