Es muy fácil encontrar multitud de artículos donde se dan consejos para proteger la reputación online, como podemos trabajarla y mejorar la percepción que los usuarios tienen de nosotros o incluso como en determinado momento podemos evitar una crisis de reputación que nos genere muchos problemas. Todo esto está muy bien y lo cierto es que son consejos útiles y que debemos llevar a la práctica en nuestro día a día pero seamos sinceros, si existen problemas desde la base de nada va a servir todas estas buenas prácticas.
Digamos que la reputación tanto online como offline de un negocio y las acciones que llevamos a cabo para protegerla son las ramas de un árbol. No tiene sentido que esta parte esté en perfecto estado si las raíces no son fuertes o el tronco está podrido. Un claro ejemplo lo podemos ver con una empresa cuyo producto está siendo criticado por un amplio número de clientes insatisfechos. En ocasiones puede ser un caso aislado, pero si esta situación se repite durante el tiempo, tenemos un grave problema.
Si tu producto es malo, no cumple con las expectativas o directamente estás intentando engañar a tus potenciales clientes, de nada sirven todas las acciones de reputación online u offline que lleves a cabo. Lo primero de todo siempre es contar con un producto excepcional, ofrecer más de lo que el propio cliente se espera, sorprender y cumplir sobradamente las expectativas. Esta sin lugar a dudas es la mejor forma de prevenir una crisis de reputación. Ahora, es imposible gustar a todo el mundo y la gestión de la reputación puede ayudarnos a detectar pequeños problemas y mejorar nuestros procesos pero nunca va a conseguir que un producto malo comience a venderse como si fuera bueno entre nuestros potenciales clientes.
Por lo tanto, a la hora de gestionar tu reputación, asegúrate de que la base de tu negocio es sólida pues sin unos cimientos fuertes, la estructura se vendrá abajo con o sin gestión de la reputación de tu empresa.